Ozono y Salud

¿Qué es el ozono troposférico?

El ozono troposférico es un contaminante secundario, procedente de las reacciones fotoquímicas de sus precursores o contaminantes primarios (óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles). A su vez estos contaminantes primarios deben su origen a emisiones naturales, al tráfico rodado, determinadas fuentes industriales y calefacciones domésticas.

A diferencia de otros contaminantes, los niveles de ozono suelen ser menores en zonas urbanas contaminadas por otros compuestos. Esto se debe a que el ozono desaparece cuando reacciona con ellos. En el centro de las ciudades con mucho tráfico, el NO emitido por los automóviles reacciona con el ozono produciéndose NO2, por eso las concentraciones de ozono suelen ser inferiores a las existentes en la periferia e incluso menores que en algunas zonas periurbanas o rurales cercanas en las que hay menos tráfico. Además, hay que tener en cuenta que por efecto del viento el ozono puede expandirse y recorrer grandes distancias.

Los episodios de contaminación por niveles elevados de ozono en la atmósfera aparecen especialmente durante los meses de verano, cuando las condiciones del clima son propicias para formar ozono, es decir, en días muy soleados, con ausencia de viento y con altas temperaturas, y en las horas centrales del día o a primera hora de la tarde, descendiendo conforme se acerca la noche. Además son más frecuentes cuando una inversión atmosférica atrapa los contaminantes cerca del suelo.

¿Por qué es peligroso para la salud?

El ozono es un potente oxidante que a concentraciones elevadas puede ocasionar efectos no deseables en la salud humana, afectando principalmente al aparato respiratorio y al sistema cardiovascular.

– El ozono puede irritar el sistema respiratorio. En un primer momento provoca tos, y se siente la garganta irritada. También puede causar irritación de las mucosas, que se puede manifestar de forma evidente con escozor en los ojos.

– El ozono puede reducir la función pulmonar y hacer más difícil la respiración profunda. Cuando esto sucede, parece que nos cuesta respirar. Si se realizan ejercicios o trabajos en el exterior, se puede sentir la respiración más rápida y menos profunda de lo normal. Notaremos una sensación incómoda o incluso opresión en el pecho.

– El ozono puede inflamar y dañar las células que cubren las vías respiratorias y los pulmones, provocando una hiperreactividad bronquial que puede ser la causa de episodios de insuficiencia respiratoria e infecciones relacionadas.

– El ozono puede empeorar el asma. Cuando los niveles de ozono son altos, se incrementa el número de casos de crisis asmáticas por las causas indicadas anteriormente, aumentando el consumo de broncodilatadores.

– El ozono puede empeorar otras enfermedades pulmonares crónicas, como el enfisema y la bronquitis, y reducir la capacidad del sistema inmunológico para defender al sistema respiratorio de las infecciones bacterianas.

– El ozono puede causar daño permanente al pulmón. En los adultos, la exposición al ozono puede acelerar la disminución natural de la función pulmonar que ocurre como parte del proceso normal de envejecimiento.

– El ozono se relaciona también con un aumento de la mortalidad diaria y la mortalidad por accidente cardiovascular, lo que supone un aumento de la atención hospitalaria de urgencia.

¿Qué factores influyen en el empeoramiento de los efectos del ozono sobre la salud?

Los efectos de la exposición a ozono sobre la salud dependen de varios factores:

  • Concentración: A mayor concentración de ozono en la atmósfera, mayor número de personas afectadas.
  • Duración de la exposición: A mayor exposición de una persona a concentraciones elevadas, más frecuentes serán las reacciones adversas. Además los efectos del ozono son acumulativos.
  • La intensidad del trabajo o del ejercicio: Mayor esfuerzo físico supone un aumento en la cantidad de ozono inhalado y una mayor penetración en los pulmones, pudiendo causar un daño mayor.
  • Sensibilidad individual: Algunas personas son más sensibles a los efectos del ozono que otras.
  • Enfermedades respiratorias preexistentes: La exposición a ozono agudiza las patologías respiratorias.

Estos efectos pueden verse potenciados por otros contaminantes atmosféricos.

 

 ¿Qué personas pueden verse más afectadas?

Existen ciertos grupos de población potencialmente más sensibles a la acción del ozono:

  • Niños menores de 6 años: Pasan más tiempo al aire libre, son más activos y sus vías respiratorias no se han desarrollado completamente.
  • Personas con enfermedades respiratorias crónicas: El ozono puede irritar aún más las vías respiratorias de personas que ya sufren de enfermedades pulmonares o de las vías respiratorias. Así, personas con enfermedades como asma, enfisema y bronquitis crónica, con la capacidad pulmonar reducida, pueden experimentar un agravamiento de los síntomas habituales.
  • Pacientes con patología cardiovascular crónica: La exposición al ozono se ha venido relacionando con un incremento de los ingresos por episodios agudos cardiovasculares.
  • Ancianos: Son un grupo muy vulnerable por la mayor presencia de patología de base, su mayor consumo de medicamentos y su sistema inmunitario deficitario.
  • Personas sensibles: Existen determinadas personas especialmente reactivas que, por causas aún desconocidas, experimentan una mayor sensibilidad o susceptibilidad al ozono, viéndose afectadas por el aumento de las concentraciones de este contaminante.

 

Además, en caso de elevados niveles de ozono en la atmósfera, los adultos sanos que hacen esfuerzo físico al aire libre también pueden verse afectados. Bien sea al realizar un trabajo o al practicar deporte, el ejercicio genera una respiración más rápida y profunda. Si este esfuerzo se realiza al aire libre, en atmósfera contaminada, se incrementa la cantidad de ozono inhalado

También deben extremar las precauciones las mujeres embarazadas, los pacientes polimedicados, los pacientes oncológicos y, en general, los inmunodeprimidos.

 

Recomendaciones sanitarias

  • En días con niveles de ozono elevados, y en especial los grupos de riesgo, se debe moderar la actividad en el exterior y evitar realizar trabajo intenso o ejercicio al aire libre por las tardes, que es cuando los niveles de ozono son más altos.
  • Si se opta por practicar algún deporte o actividad al aire libre, debería organizarse a primera hora de la mañana, que es cuando la calidad del aire suele ser mejor.
  • Cuanto más intensamente respiremos, más expuestos estarán los pulmones al ozono y otros contaminantes del aire. Por lo tanto, hay que evitar ser demasiado activos al aire libre, optando, por ejemplo, por caminar en vez de correr.
  • Es aconsejable que las personas con especial sensibilidad o vulnerabilidad programen sus actividades y limiten su estancia en el exterior, permaneciendo incluso en ambientes interiores en caso necesario.
  • En el caso de personas asmáticas se recomienda tener a mano el medicamento de rescate.
  • Acudir al servicio de urgencias en caso de sentir ahogos, dificultad al respirar, tos profunda, o agravamiento de síntomas respiratorios o cardiovasculares preexistentes.

 

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